lunes, 21 de marzo de 2011

Dos palabras, ocho letras. Tan anheladas, tan odiadas, tan buscadas  y tan temidas. Son tan solo dos palabras, un pronombre, un verbo. No tienen porque significar nada, de hecho la mayoría de las veces las usamos cómo hipérbole de un sentimiento que ni siquiera sentimos, pero les damos tanta importancia. Esas dos palabras nos pueden alegrar un día gris, pueden hacernos sentirnos queridos, incluso pueden cambiar nuestra vida dichas por la persona adecuada en el momento adecuado. Pero ¿por qué? ¿qué tienen esas dos palabras que tanto nos afectan?

La respuesta es todo. Un te quiero sincero, es como el mar, una puesta de sol, un beso o una flor, o todo junto. Un te quiero es la expresión de amor más sencilla del mundo. Un te quiero es amor.

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